LA REGIÓN
Opiniones cruzadas en el Concejo Municipal por la posible sindicalización de los cuidacoches en Rosario
Los diferentes bloques que se agrupan en el Palacio Vasallo han manifestado diversas opiniones sobre esta temática. Esta semana la comisión de Obras Públicas comenzó a debatir con argumentos contrapuestos.
Tal como lo había anticipado Mundo Gremial Rosario, la posible llegada del sindicato que nuclearía a los cuidacoches en la ciudad ha puesto en discusión entre los ediles rosarinos esta temática, la cual se comenzó a tratar en la comisión de Obras Públicas y enfrenta a los diferentes bloques quienes sostienen opiniones diversas al respecto.
En ese escenario, algunos concejales manifestaron su apoyo a favor de la actividad como herramienta de inserción laboral y los que intentan, directamente, prohibir que sea una labor registrada.
La semana pasada, el Concejo Municipal de Santa Fe, aprobó una ordenanza que prohíbe la actividad de cuidacoches en toda la capital provincial, y la misma alcanza a todos aquellos que trabajan sin tarifa fija y reciben donaciones voluntarias.
Teniendo en cuenta este esquema, Mundo Gremial le consultó a Carlos Cardozo, concejal perteneciente al bloque del PRO, cual es su opinión en relación a la posible sindicalización de los cuidacoches en la ciudad.
«Sobre el tema de la sindicalización de los trapitos, para nosotros no puede haber discusión, por eso adherimos y pedimos también desde el Concejo al pedido de la Municipalidad de que el Ministerio de Trabajo de la Nación le niegue la posibilidad de conformarse como organización gremial a esta autodenominada Sindicato de Trabajadores de Vía Pública«, expresó el edil.
Cardozo explicó que, desde el bloque que representa, les «parece que es darle marco legal a una actividad que es ilegal«, aunque mencionó que comprenden «la situación social» y entienden «la situación de muchas personas que no eligen ser cuidacoches y que para darle de comer a su familia llevan adelante esta actividad», pero catalogó de «algo delirante» la posibilidad de que tengan «un estatus legal vía un sindicato«.
El concejal del Pro contó que están «trabajando en el Interbloque para sumar todos los proyectos que tienen que ver con cuidacoches, el de Federico Lifchitz, el que encabezó en su momento Miguel Tessandori, que hoy lo sostienen Agapito Blanco, Marisol Braco, y Hernán Calatayud, y el que nosotros venimos presentando desde el año 2012, junto en este caso con Anita Martínez y yo».
Para Cardozo los argumentos de su bloque son acertados, por lo que van a «tratar de avanzar con alguna reforma más fuerte de lo que hoy está incluido como artículo 300 en el Código de Convivencia de la Ciudad. O sea, nosotros sostenemos nuestro proyecto y sobre todo le ponemos mucho énfasis a la prohibición en la zona de estacionamiento medio».
Por su parte, la concejala Fernanda Gigliani, concejala por Iniciativa Federal, se manifestó en contra de toda «prohibición», ya que «quienes ganan con la prohibición en general son las mafias«.
Para la edila rosarina prohibir esta actividad «no resuelve absolutamente nada, es esconder la mugre bajo la alfombra».
En diálogo con la cadena radial LT8, Gigliani invitó a la «gente a que acceda a los proyectos de los concejales»: «Cuando escuchas que hablan de prohibición pasan dos cosas, o es zaraza y no se resuelve absolutamente nada, o en realidad en el fondo estaban regulando«.
La referente de Iniciativa Federal, remarcó que «desde que se votó el Código de Convivencia en el 2020» ningún funcionario público aplicó «una multa a algún trapito en la ciudad de Rosario. Es casi una tomada de pelo«.
En medio de la entrevista, la concejala apuntó a los concejales que se oponen a la regulación de los cuidacoches ya que «se referencian en el actual gobernador de la provincia de Santa Fe, y puso a modo de reflexión lo ocurrido durante la presentación de la artista Emilia Mernes en Rosario: «Hace poco estuvo el show de Emilia Mernes y no hubo ni un policía ni un agente de proximidad que este evitando que a las familia se las extorsione con $5000 por estacionar».
Gigliani concluyó pidiendo que «el Estado se haga cargo de esa otra realidad, porque el Estado no se puede hacer el distraído con la gente que ha dejado afuera del sistema hace ya mucho tiempo«.