ANÁLISIS Y OPINIÓN

El sindicalismo y el cierre de listas: De columna vertebral a costilla del peronismo

La conformación de las opciones electorales 2023 reconfirmó una tendencia con escasa cosecha gremial en lugares expectantes. El dato positivo para el sector: la ubicación destacada de Mario «Paco» Manrique de CGT en la lista oficialista.

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El cierre de listas del último sábado ratificó la tendencia presente en los más recientes procesos electorales: un sindicalismo rezagado y fuera de las discusiones grandes, aunque en este caso con una novedad positiva para el sector.

Es que ante una escasa cosecha de lugares expectantes, el secretario adjunto del SMATA, gremial de la CGT y referente del Frente Sindical, Mario «Paco» Manrique, se metió en los primeros lugares de precandidatos a diputados nacionales por la Provincia de Buenos Aries en el frente oficialista y será legislador a partir de diciembre.

El otro punto que se valora en CGT, calificado por muchos como triunfo, fue la postulación de Sergio Massa a la presidencia, el elegido y favorito del sector mayoritario de la central.

La incorporación de Manrique en la lista de Unión por la Patria se oficializó a último momento en una jornada frenética. En las primeras horas de la tarde del sábado, el tercer lugar -que finalmente quedó para el sindicalista- lo tenía a Julián Domínguez, un dirigente con fuerte cercanía al movimiento obrero y al espacio sindical de Ricardo Pignanelli, titular del SMATA. Al cierre del día, las negociaciones consagraron al actual secretario gremial de CGT como precandidato a diputado.

Así Manrique será el único miembro del consejo directivo de la CGT que con garantía será nuevo diputado nacional a partir del 10 de diciembre, sumándose al bancario Sergio Palazzo, también integrante de la estructura máxima de la central sindical con mandato hasta 2025. Tuvieron que pasar décadas, y varias elecciones, para que un sindicalista aparezca en los primeros lugares del oficialismo.

La postulación del dirigente de SMATA era una sospecha latente en el mundo gremial. El indicio más fuerte fue el posicionamiento de Manrique en el escenario durante el último acto de Cristina Fernández de Kirchner, el 25 de mayo. Ahí ya se estaba gestando la candidatura.

Pero más allá de esto, el cierre de listas fue complejo para todos los sectores. En el plano nacional, a priori, los cargos de legisladores nacionales sindicales podrían perderse a la mitad ante el vencimiento de mandatos de los diputados Carlos Cisneros y Claudia Ormaecha (La Bancaria) por Buenos Aires y Carlos Ponce (Plástico) por San Luis. Esto, visto en contexto, es problemático, sabido que si la oposición gana, los primeros puntos de agenda será referidos a la reforma laboral.

El movimiento obrero, de columna vertebral a costilla

Más allá de Manrique, otros dirigentes lograron meterse en la discusión nacional, y un puñado batallará a nivel regional o local. Por la diputación nacional también irán los sindicalistas Pedro Bayugar (SADOP Santa Fe y CGT regional) y María Reigada (SUTEBA y CTA de los Trabajadores). El resto, pelearán por cargos de menor escala para un sindicalismo que busca recuperar protagonismo.

En el caso de Reigada, la candidata a diputada nacional de Roberto Baradel, quedó en un lugar con escasa expectativa de ingreso al Congreso, aunque habrá que ver la evolución de los votos.

El mayor papelón del cierre lo protagonizó un Hugo Moyano desnortado en el fallido lanzamiento presidencial de Daniel Scioli, en simultáneo al encuentro que su hijo Pablo mantenía con Eduardo «Wado» de Pedro en Camioneros.

También habrá cargos testimoniales. Como el de Leonardo Fabre, titular de APOPS -uno de los gremios de ANSES- que irá como precandidato a vicepresidente junto a Guillermo Moreno, por fuera del armado oficialista. Lo mismo sucederá en listas locales donde en su gran mayoría los dirigentes quedaron en los cortes de lista según los cálculos.

Con ese panorama, el movimiento obrero no logró remontar experiencias cercanas y pasó de ser columna vertebral a costilla del peronismo, a la sombra de los movimientos sociales que en términos de gestión tuvieron mayor protagonismo en los últimos años.

Eso sumado a que hoy los movimientos sociales lograron meter un precandidato a presidente en el armado oficialista, en la figura de Juan Grabois, con un sindicalismo conformándose con la negociación por un tercer lugar en la lista de diputados. El desafío de un movimiento obrero protagonista aún está ausente.

 

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